Tras una semana, con más de 1.800 kilómetros recorridos de forma muy confortable por las carreteras españolas, ha llegado el momento de despedirse del Volvo V60 D3 Automático. Lo hacemos con el tradicional repaso a la gama de precios y equipamientos de este familiar sueco de segmento D, además de las obligatorias conclusiones, que sentarán nuestro veredicto sobre esta alternativa a los clásicos familiares premium procedentes de Alemania.
Este Volvo V60 D3 es una excelente alternativa para quien busque un coche con una intachable calidad interior, abundante equipamiento (la mayoría opcional) y un confort de marcha impecable, más aún en una versión como la probada, con cambio automático. Esta mezcla de motor diésel de 136CV con cambio automático no es desde luego la opción para quien busque deportividad, aunque ya dijimos ayer que si queríamos afrontar algunas curvas divirtiéndonos, tampoco nos lo impedía.
Es un gran rutero, un coche para recorrer España de cabo a rabo, sea por trabajo o por placer. Lo podremos hacer además sin parar más de lo necesario a reportar, porque contra todo pronóstico el Volvo V60 de 136CV con cambio automático ha demostrado ser bastante eficiente, con consumos de 5,5 litros en autovía y medias mixtas de 6 o 6,5 litros. Es también muy cómodo para circular por entornos urbanos, porque el cambio automático es muy suave y el aislamiento del habitáculo muy bueno, aunque en contrapartida en ciudad es cuando más se aprecia la elevada sonoridad del motor y la poca finura del sistema Stop & Start, dos de los pocos puntos mejorables para hacer que este Volvo esté próximo a la perfección.
En cuanto a habitabilidad no encontraremos problemas, con unos asientos muy confortables en las plazas delanteras y unas plazas posteriores de tamaño correcto, aunque mejor para dos personas. Las plazas traseras disponen de salidas