Automóviles picantes con motor diésel, la última moda. Audi no quiso quedarse fuera de ese mercado en el que los clientes demandan motores muy potentes de gasóleo, generalmente alojados en envases de dimensiones generosas, grandes berlinas y SUV. El comprador de un automóvil de estas características no busca el máximo ahorro de combustible, sino gozar de unas prestaciones muy dignas sin tener que parar en cada gasolinera a repostar, gozar de una gran autonomía en carretera. El Audi A7 Sportback 3.0 TDI competition, con 326 CV, es además una edición especial que nos recuerda los 25 años de la tecnología TDI de Audi.
Un diésel potente y agradable de conducir gracias a un bloque de seis cilindros y doble turbo.
El motor 3.0 TDI biturbo es el mejor representante, con permiso de los bloques de ocho cilindros de A8 y Q7, del diésel potente de Audi. Se trata de un bloque de seis cilindros y 2.967 cm3, sobrealimentado por partida doble y mejorado para cumplir con la normativa de emisiones Euro VI. Hasta ahora se comercializaba con 320 CV de potencia. Pero, gracias a pingües modificaciones, esta versión competition recibirá un empujón extra para homologar 326 CV de potencia y 650 Nm de par máximo entre 1.400 y 2.800 rpm.
Aunque en la práctica los consumos pueden elevarse considerablemente según el ritmo que impongamos, sobre el papel homologa 6,1 litros/100 kilómetros y unas emisiones de 162 g/km de CO2. Por la mínima, por un par de gramos, estará gravado en España con un 9,75% en el Impuesto de Matriculación.
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En Alemania, el competition supondrá 8.000 euros más que un 3.0 TDI biturbo normal y corriente, cantidad que se amortiza teniendo en cuenta los paquetes S line y la extensa dotación de equipamiento de serie que recibe.
Para diferenciarse