Sin lugar a dudas, Lotus ha resultado la mayor perjudicada por el retraso en la puesta a punto de la unidad de potencia Renault y por los problemas que ha sufrido la plataforma propulsora francesa posteriormente, ya que como es ampliamente conocido, la primera de las razones expuestas llevó a la escudería de Enstone a ahorrarse los entrenamientos que abrían la pretemporada en Jerez, y la segunda, a malgastar sus limitadas fuerzas en las dos citas previas de Bahrein.
Sea como fuere, el Lotus E22 comenzaba la temporada en el Gran Premio de Australia siendo uno de los vehículos que menor rodaje había acumulado, lo que unido a la fragilidad inicial del Energy F1-2014 V6 t de Renault, acarrearía una concatenación de sinsabores para la británica que si bien se han ido solucionando conforme transcurrían las carreras, la han convertido a día de hoy en el mayor desastre de la parrilla tras haber finalizado el año pasado en la cuarta posición de la general de constructores, a tan solo 39 de Ferrari, tercera clasificada.
A falta de saber lo que la deparará el Gran Premio de Hungría, Lotus está a punto de culminar la primera mitad de la temporada 2014 siendo cuarta por la cola con un lamentable saldo positivo de 8 puntos (4 en el Gran Premio de España y otros tantos en el Gran Premio de Mónaco), conseguidos todos ellos por Romain Grosjean, único de los pilotos oficiales que ha demostrado hasta el momento haber sabido adaptarse a su vehículo, aunque cabe reconocer que con más sombras que luces.
Quien ha fallado estrepitosamente en este cometido ha sido Pastor Maldonado, conductor que fundamentalmente por contestar a sus numerosos detractores tras su salida de Williams, ha cometido una serie de errores garrafales en entrenamientos, calificación y carrera, que a la postre le