Llegamos a la tercera parte de esta prueba del Lexus LS 600h L con la difícil tarea de descubrir fallos o aspectos que no nos convenzan. Y no es una tarea difícil porque estemos ante un Lexus, sino porque llegados a este segmento del mercado, ninguna firma deja puntada sin hilo en sus respectivos representantes. Estamos ante el escaparte donde cada fabricante reúne lo mejor que tiene, y por ello siempre es recomendable echar un ojo a esta exclusiva parcela del mercado para conocer hasta dónde es capaz de llegar cada constructor.
Con identidad propia
De este modo es momento de abandonar el papel de broker de la gran manzana que confiere el acomodarte en sus butacas posteriores y ordenar todas las ideas. El Lexus LS 600h L comparte filosofía con sus rivales: construir un automóvil con lo mejor de lo mejor que ha salido del departamento de I+D. Aún así, en Lexus se hace patente que han puesto un mayor énfasis en que su buque insignia destaque en confort y tecnología de propulsión. Esas son sus verdaderas cartas frente a la competencia, y tras esta prueba, no tengo ninguna duda de que estos japoneses han sabido jugar muy bien dichas cartas; demostrando estar un peldaño por encima.
Puestos a valorar otros aspectos como diseño, donde se ha apostado por la sobriedad en los trazos a no ser que acudas al paquete F Sport, o el infoentretenimiento, donde el Lexus LS 600h L no desentona pero desde luego no destaca; la gran berlina de Lexus se sitúa en una posición intermedia entre sus rivales defendiendo un estudiado enfoque neutral.
Por otro lado cabe destacar que gran parte del atractivo de este Lexus LS 600h L lo encontramos en su carácter exótico y distinguido. Mientras el grueso del mercado confía en el trío alemán por