Conocemos casi todo del Volvo XC90 2015, salvo su aspecto exterior definitivo. La marca sueca sigue desertando interés con la segunda generación de su SUV de gran tamaño al publicar los distintos equipamientos de seguridad que formarán parte de la dotación del nuevo Volvo XC90, ya de serie como opcionales con coste adicional. Las tecnologías aplicadas a este XC90 ponen a Volvo más cerca de su objetivo de que en 2020 nadie muera en accidentes de tráfico a bordo de un Volvo, algo difícil de conseguir, pero que resulta interesante perseguir porque solo beneficia a los clientes de la marca.
Entre los sistemas más destacados que serán de serie encontramos el de mitigación de daños en caso de salida de la vía, un tipo de accidente muy común. Para evitar las salidas de la calzada hay sistemas como el avisador de cambio involuntario de carril o el detector de fatiga, pero en caso de detectar una salida de la vía, los pretensores de los cinturones actuarán sujetando mejor a los ocupantes. Entre los asientos y su estructura se ubica un elemento de absorción de impactos, que hará que en el aterrizaje desciendan las fuerzas verticales sobre los ocupantes, reduciendo la probabilidad de lesiones en la espina dorsal.
El Volvo XC90 incorporará también un sistema de frenada automática para prevenir atropellos y colisiones con otros vehículos, incluso en intersecciones, o mitigar los impactos de esta. Los sensores de aparcamiento también detectan si pudiera haber riesgo de colisión y preparan los pretensores de los cinturones para ello mientras se encienden las luces de emergencia y se aplica fuerza sobre los frenos.
No falta el control de estabilidad que tratará a toda costa de evitar las situaciones de vuelco, aunque si fuesen inevitables, activaría rápidamente los airbags de cortina, que cubren las tres filas de asientos