Si hay algo que aprecio en una marca es la coherencia con sus principios. Desde que conduje mi primer BMW, un 318d E46, he querido tener uno, por su carácter. Me chifla su tacto de conducción, el motor de seis cilindros en línea heredado de la Primera Guerra Mundial o el doble riñón en sus frontales como seña de identidad. BMW hizo anuncios como este del conejo: «Por eso no tenemos coches de tracción delantera». Pero en 2010 se anunció que eso no iba a ser más así, y que algunos modelos iban a aprovechar la plataforma para MINI –UKL, o «subclase» en alemán– para ser más lógicos en el mercado. Y lo que queda: en 2017 tendrán 15 modelos de tracción delantera, incluyendo MINI. Ya contamos con el BMW Serie 2 Active Tourer, que probaremos en cuestión de semanas. Además, la Serie 1 se volverá a devaluar hasta convertirlo en un compacto más, era el único propulsión del segmento. Se va a anunciar un Serie 1 Sedan para competir con A3 y CLA. También le pasará lo mismo al X1/X2. En otras palabras, BMW copia la estrategia que ha seguido Mercedes-Benz, la de tener una gama de acceso con tracción delantera, y opcionalmente, tracción total. A su vez, es un movimiento copiado a Audi, que aprovechaba las sinergias con los compactos generalistas de Volkswagen. Más rentabilidad, menos exclusividad. Cierto es que en algunos modelos habrá una gran masa de clientes que no sabrán la diferencia entre la tracción y la propulsión. No menos cierto es que un motor transversal y tracción delantera ahorra espacio y facilita el diseño de los coches. Pero estamos hablando de BMW, y de su identidad, ¡no es un generalista! Por su parte, la nueva gama de MINI tendrá 10 modelos. A
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Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.
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