El segmento de los monovolúmenes de tamaño medio está capeando bien el temporal, mientras las ventas de las berlinas generalistas o los monovolúmenes de gran tamaño van cuesta abajo y sin frenos. Este tipo de coche resultan los más polivalentes y sensatos para las familias, aunque como en casi todos los segmentos, la mayor parte del pastel se la reparten entre unos pocos. Podríamos decir que el coche de nuestra prueba de la semana, el Ford C-Max, y sus principales rivales, la Citroën C4 Picasso y la Renault Scénic son los líderes.
Pero como en todo hay opciones más allá de lo clásico y entre ellas está el Mazda 5. Actualmente la firma japonesa está comercializando la segunda generación de este monovolumen lanzado al mercado en el año 2010. Ni falta hace decir que las ventas de este modelo están muy lejos de las de sus competidores, por lo que esta podría ser la última generación del Mazda 5, que podría desaparecer en uno o dos años según los planes de futuro de Mazda presentados por Automotive News. No está previsto un sustituto, al menos de momento.
En Estados Unidos no es un modelo que esté cosechando gran éxito, puesto que se estilan monovolúmenes más grandes, como la Chrysler Voyager. En Europa en cambio son sus rivales autóctonos los que le complican la partida, como gamas mecánicas más amplias, más equipamiento y un mayor “renombre”. Analizando la situación particular del modelo en España encontramos que en el acumulado de 2014 se han matriculado 211 unidades, lo que representa un crecimiento del 27,1% con respecto a 2013, pero que queda muy lejos de sus competidores.
Desde enero las dos carrocerías del Ford C-Max han matriculado 6.978 unidades (+8,5%), el Kia Carens 1.896 (+322%) y el Opel Zafira 5.369 (+52,9%), por citar algunos ejemplos. Mismamente