Dunlop ha querido tirar de inteligencia colectiva y la supervisión del ingeniero y reputado diseñador de deportivos de competición Sergio Rinland, para explorar cómo sería el coche de carreras del futuro. El resultado se ha plasmado en unos bocetos, como el que ilustra este artículo, que nos presentan un monoplaza futurista, carenado, con materiales ligeros, propulsión alternativa, neumáticos inteligentes, aerodinámica adaptativa y una cuestión que nos ha llamado especialmente la atención, carecerá de frenos al uso.
Con un sistema de recuperación de energía muy efectivo, un coche podría conducirse con un único pedal, el del acelerador.
Aunque de momento la legislación no permite la existencia de coches sin frenos, sí hemos tenido ocasión de probar automóviles que prácticamente pueden conducirse con un único pedal, el del acelerador. Existen casos especialmente trabajados, como el del Volkswagen e-Up!, que gracias a diferentes niveles de recuperación de energía retienen lo suficiente el coche al soltar el acelerador como para suplantar el uso del freno en condiciones normales.
La motivación inicial para diseñar un sistema que recupere la energía, evidentemente no es el confort, sino un aprovechamiento energético eficiente, una cuestión especialmente importante en vehículos eléctricos, con autonomía limitada, un concepto de “sostenibilidad” cada vez más importante en la competición y si no que se lo digan a los corredores de la Fórmula 1 o a los LMP1 de las 24 Horas de Le Mans de este año.
En esta casa obedecemos las leyes de la termodinámica
Conseguir un sistema de frenada regenerativa sin pérdidas es utópico, físicamente imposible, pero no por ello los ingenieros deben cejar en su empeño por acercarse al ideal.
El problema fundamental de aplicar soluciones tan radicales en coches de competición radica en que el piloto ya no puede gozar del feedback que existía en los coches de antaño. Un caso sencillo es el que