En un espejo gris, áspero, deprimente, la sociedad se mira. No hay demasiadas razones para confiar, nos han quitado las ganas de soñar. Crisis, mentiras, guerra, el mundo tras el televisor parece un cuento que nunca debió escribirse, una historia que no apetece leer. Pero, ¿quién dijo que fuéramos espectadores y no actores principales? La solución está dentro de nosotros.
Como encontrar aquellos pequeños detalles que nos sacan una sonrisa, el engranaje que hace mover la maquinaria. Cada coche al que me subo, guarda una esencia, encontrarla y contaros qué me hizo sentir, algo tan simple como sentarme frente al portátil y escribir lo que pasa por mi cabeza, se hace tan grande como. Precisamente ese sentimiento, es el que os invito a buscar. El alma de mi próximo invitado parece tener las cosas claras. Entre ellas, la diversión. Viene directo de Rüsshelsheim. Habla alemán y le gusta pasarlo bien. Esta semana nos subimos al Opel Astra GTC Biturbo, la sensatez de un OPC.
¡Chapó!
El segmento C no es un jardín de flores silvestres. El mercado del compacto se parece más al paisaje al que se enfrentaban los soldados americanos en la película En tierra hostil, que a un lugar en el que disfrutar de una suave brisa. La competencia no araña, muerde, y el nivel, cada día es más alto.
Muchas de las opciones disponibles cuentan con versiones de tres puertas. Una carrocería sin puertas atrás, es sin duda una expresión de deportividad. El problema es cuando el fabricante se limita a borrarlas y dejar una estampa igual, pero con solo dos entradas al habitáculo. Así, vemos por ejemplo un Seat León SC al que el diseño no le dota de más personalidad que la de su hermano de cinco puertas. Una situación que se repite en el BMW Serie 1.
La variante