Tras el primer tramo de la mañana Jari-Matti Latvala vino a decir que debía ganar este rally por mantener el orgullo y la afición de su país por el Rally de Finlandia. Y no falló. Junto a Mikka Anttila logró cuatro años después el triunfo en casa, tras dos victorias de Sébastien Loeb y una de de Sébastien Ogier. La resolución de la prueba no fue sencilla para el de Volkswagen, pues un problema de intercomunicador amenazó su liderato a primera hora de la mañana, pero los 3,7 segundos con los que salió a la definitiva Power Stage fueron suficientes: al final Ogier se llevó los tres puntos en esa especial, pero siendo tan sólo capaz de recortarle una décima a su compañero de equipo. El podio lo completó Kris Meeke, también tercero en la Power Stage, que de este modo se saca la espina clavada de la temporada pasada, cuando un accidente dio al traste con su gran actuación en Finlandia, y arregla en cierto modo un año bastante decepcionante. El cuarto puesto fue para Andreas Mikkelsen, seguido de lejos por un lagunar Mikko Hirvonen: el de M-Sport sólo mostró a ratos por qué llegó a ganar esta prueba. Donde sí se produjeron cambios fue en la segunda mitad del Top Ten. Problemas de dirección asistida provocaron que Hayden Paddon cayera desde la sexta posición a la octava de la general, permitiendo así a Juho Hänninen y Elfyn Evans ganar un puesto. Además, una lesión en la espalda en el primer tramo del día abocó a Craig Breen al abandono, terminando noveno Henning Solberg. Cerró la zona de puntos Karl Kruuda, que no desaprovechó la gran ventaja obtenida gracias a los contratiempos de Jari Ketomaa y Ott Tänak para imponerse en WRC-2 al volante de su Ford Fiesta
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