Últimamente nos hemos acostumbrado a hablaros de la nueva Mercedes-Benz, de cómo ha cambiado esta marca, de toda una oleada de productos que a todos nos han ilusionado. Hemos repetido hasta la saciedad eso de algo está pasando en Mercedes. ¿Pero qué sucede con aquellos productos que esperas no cambien nunca? ¿Cómo ha trabajado la marca de Stuttgart para satisfacer al cliente de siempre y estar a la última? Hasta hace nada, cuando modelos como el CLA y el GLA no eran ni tan siquiera un proyecto, sus berlinas eran las más codiciadas, los productos que hacían que sus cuentas cuadrasen a fin de año. Hasta la última generación del Mercedes Clase C, la que acaba de ser sustituida por un nuevo modelo, Mercedes jamás había vendido 2,2 millones de unidades de un único producto. Todo un hito.
Por esa misma razón teníamos muchas ganas de probar la nueva generación del Mercedes Clase C, un emblema de la marca de la estrella.
Probamos el nuevo Mercedes Clase C sedán y viajamos a Berlín para una primera “cata” del Clase C Estate y comparar diferentes motores.
Y no puedo hacer otra cosa que reconocer que me llena de orgullo y satisfacción probar a este nuevo rey, este káiser alemán de las berlinas de lujo. Saber en definitiva de qué son capaces la gente de Mercedes-Benz cuando de lo que se trata es de preservar lo que todos esperamos de sus productos. Y por si no fuera poco, no solo tuvimos ocasión de probar el sedán que aparece sobre estas líneas por nuestras carreteras habituales, sino también de viajar a Frankfurt para probar en primicia el nuevo Clase C Estate, tantear diferentes motores, diferentes líneas y acabados, para obtener conclusiones más que interesantes sobre la elección ideal.
El Mercedes Clase C ha afrontado un reto enorme,