Cuando hablamos de berlinas deportivas, Alemania nos viene a la cabeza. No es escaso el legado de estos elementos de diversión y altas prestaciones que nos ha dejado, incluyendo en él multitud de mitos y leyendas del automóvil. Sí, si no fuera por el título, estarías pensando en tres fabricantes en concreto.
Pero hoy nos vamos a salir de lo normal, de lo que todo el mundo espera. Vamos a hacer como Opel y vamos con una prueba fuera de lo corriente. Hoy conocemos el Opel Insignia OPC 2014, lo más deportivo de la marca y el trabajo más importante de la división de altas prestaciones en sus poco más de 10 años de historia.
OPC: desde 1999 en un Astra
OPC nace a finales de los años 90 para convertirse en la división de alto rendimiento de Opel. De allí salió su primer modelo en 1999, un Astra OPC con dos motores 2.0: atmosférico de 160 caballos y sobrealimentado de 200 caballos. Fue no sólo el momento de dar a conocer a OPC, sino también el nacimiento de una nueva especie que poco a poco ha ido evolucionando.
OPC responde a Opel Performance Center, y se encarga de transformar los coches de serie en auténticos deportivos. Tal vez el más conocido, por longevo, sea el Astra, con tres generaciones luciendo orgulloso su emblema. Pero el Corsa OPC es otro de sus productos estrella.
Esta división ha sido capaz de crear monovolúmenes deportivos, como los Meriva y Zafira OPC, pero su mayor trabajo es el Insignia OPC. Es su punta de lanza, el más potente, el más rápido; también el más caro. Nació en 2009 junto al décimo aniversario de OPC, y ahora se renueva con un lavado de cara que le ha hecho ganar enteros.
Estética propia de concept car
Vale, tal vez sea pasarme, pero