Buena pregunta y buen marrón en el que nos estamos metiendo para explicártelo. El crossover es el coche de moda. Coches pequeños, altos, de aspecto campero. Esos mismos que hace unos años hubieras contado por la calle con los dedos de las manos, con ventas casi testimoniales, ahora se sitúan en las listas de los más vendidos. Marcas que no llaman al SUV por su nombre, lo llaman crossover, marcas que ya reniegan de sus monovolúmenes, ahora lo llaman crossover. Pero, de verdad, ¿qué demonios es un crossover? ¿es puro marketing, o de verdad existe diferencia entre un SUV y un crossover?
Si somos suspicaces bien podríamos decir que detrás de la definición crossover siempre hay una clara intención del equipo de marketing de turno para buscar una justificación de su producto y, a menudo, arrimarse al árbol que mejor va a cobijarle. El término crossover comenzó a utilizarse en la industria hace décadas, pero no ha sido hasta hace unos pocos años que se popularizó hasta el punto de que casi ningún fabricante evita utilizarlo en algunos de sus productos.
Nos gusta encasillar a cada coche en su categoría. A todos, me incluyo. En el fondo, nos sentimos cómodos encasillando a cada producto. Pero a veces al encasillar un modelo únicamente estamos añadiendo confusión, especialmente en un momento en el que existe una oferta tan variopinta de productos y de cruces entre segmentos y estilos. ¿Quién puede definir la delgada línea roja existente entre un crossover y un SUV? ¿Existe esa delgada línea roja?
Los SUV, los crossover, o como queramos llamarlos, comenzaron a triunfar, dejaron de ser un nicho para convertirse en modelos de volumen y en ese momento cada marca escogió su propia denominación para encasillar sus productos.
El momento clave en que los crossover comenzaron a estar en boca de