McLaren se presenta como socio tecnológico de la Fórmula E hablándonos de motores eléctricos, de cepillos de dientes, de lavadoras, aparatos de aire acondicionado. ¿De verdad es justo comparar el motor de un Fórmula E con un electrodoméstico? Esencialmente ambos se basan en la misma idea, en la de un motor eléctrico, un concepto desarrollado hace más de dos siglos. Pero, ¿sabías que ningún otro motor es capaz de desarrollar tanta potencia en un envase tan compacto y ligero? ¿sabías que McLaren lo desarrolló porque necesitaban potencia a raudales para su nuevo superdeportivo y no encontraron un proveedor capaz de ofrecérsela?
En el desarrollo del McLaren P1, en Woking estudiaban los requisitos del motor que utilizarían para llevar las prestaciones de su hiperdeportivo a un nuevo nivel. La hibridación no debía ser un truco más para sortear los requisitos medioambientales y homologar unos consumos que, en relación con su potencia y sus prestaciones, te dejasen con la boca abierta. La hibridación tenía que ser clave en su rendimiento y en un deportivo que exigía la máxima potencia posible con el menor peso. En McLaren se dieron cuenta de que para cumplir con sus requisitos tendrían que desarrollarlo ellos mismos.
Pero, ¿acaso iba a ser eso un problema para un fabricante que durante décadas ha estado en la punta de la lanza de la ingeniería y la competición?
Con 26 kilogramos, el IPAS de McLaren es capaz de desarrollar 179 CV de potencia. Hablamos de cifras estratosféricas.
El trabajo culminó con el IPAS, el Instant Power Assist System, un motor que debía ser capaz de desarrollar el doble de potencia que el KERS empleado en sus monoplazas de Fórmula 1. El McLaren P1 contaría finalmente con un motor eléctrico solidario a su V8 twin-turbo con 179 CV de potencia condensados en solo 26 kilogramos. Son