No es ningún secreto que FCA lleva un largo tiempo dando bandazos empresariales de muy diversa índole, pero con un elemento en común: el declive de un grupo automovilístico que fue creciendo a impulsos sin una base estructurada. Sumar por sumar, y patada a seguir: esa parece haber sido la política de Sergio Marchionne en los últimos años. La próxima independencia de Ferrari no es sino la confirmación del rumbo errático de Fiat Chrysler Automobiles. Los casos de Alfa Romeo, Lancia y la misma Chrysler son algunos ejemplos de esta forma de actuar. Marcas que de alguna forma sobreviven —o ni eso—, mientras se escucha a John Lennon cantar aquello de que la vida es lo que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes… si es que en verdad hay algún plan de futuro cierto en FCA más allá de la venta de Ferrari. En la actualidad, FCA se compone de: Abarth Alfa Romeo Chrysler Dodge Ferrari Fiat Fiat Professional Jeep Lancia Maserati Mopar RAM SRT … y puede que parezca que tal desparrame de marcas no tiene sentido, aunque la gran mayoría de ellas podrían encajar en este puzzle si se establecieran claramente los papeles de cada una, con un catálogo realmente nutrido que diera sentido a cada una de las marcas por separado, para lograr un grupo automovilístico fuerte, no una simple unión atemporal de empresas con marcas que apenas trabajan un par de modelos con una infinidad de ediciones y reediciones para estirar el chicle. Puede parecer que no tiene sentido, o puede tener todo el sentido si se apuesta por reforzar el grupo, no por debilitarlo aún más. ¿Qué se logrará con la marcha de Ferrari, aparte de liquidez? Se dejará a Maserati sola en el terreno
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El podcast
Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.
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