Viajar a Cuba es como volver atrás en el tiempo 30 o 40 años, pero automovilísticamente hablando es retroceder más de medio siglo. El país caribeño, cuenta por suerte o por desgracia, con uno de los parques automovilísticos más antiguos del mundo, digno de ver para los que viajamos allí como turistas, pero demasiado vetusto, contaminante e inseguro para los que viven allí. Nos hemos ido a la isla caribeña para mostraros y contaros algunas historias sobre los coches que habitan la capital de la isla, viejos cacharros que siguen funcionando a diário con un ritmo frenético por las achacadas calles de La Habana. ¿Os montáis con nosotros en un alemndrón cubano? Al llegar al aeropuerto José Martí de La Habana, y tras más de una hora para pasar el control de pasaportes, nada más salir a la calle, el choque automovilísticamente hablando es indescriptible. Cuando llegamos era de noche, así que del entorno poco se podía ver. Lo único que si se veía eran cientos de viejos coches, la mayoría de origen americano, que esperan a los turistas a su llegada al aeropuerto. Al principio me costó entender que hacían todos esos coches antiguos allí, pero luego me di cuenta de que no eran coches antiguos, si no que eran los coches que predominan en las calles de La Habana. A nosotros nos esperaba un viejo Moskvitch, un coche de origen ruso y aspecto muy similar a un SEAT 124 que con sus más de 200.000 kilómetros en el marcador, todavía circula con una dignidad renqueante. Como curiosidad, el salpicadero original lo habían sacado y en su lugar llevaba uno de un Hyundai Atos, que al parecer encajaba a la perfección. Moskvitch es una marca absolutamente desconocida en España, pero es una de las más
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Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.
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