El control de crucero es uno de los mejores inventos que hoy día podemos encontrar en el automóvil, y si es adaptativo, mejor aún. Son los primeros pasos hacia coches autónomos que puedan conducir por sí mismos y también una forma de hacer un poco más llevadera (y segura) los viajes más largos. Cada vez los fabricantes evolucionan estos sistemas y este es el caso de Honda.
El Honda CR-V ya tiene control de crucero adaptativo en sus acabados más altos, incluso en la generación anterior, pero con el restyling la marca japonesa incorporará un nuevo sistema que además de adaptativo es predictivo, puede pensar que es lo que pueden hacer otros coches y anticiparse, para de esta forma tener un comportamiento más suave y satisfactorio.
Su nombre es i-ACC y a la tradicional función de los controles de crucero adaptativos, la de guardar la distancia con el coche de delante, se suma la capacidad de predecir y reaccionar ante coches que se vayan a meter delante nuestro, sin respetar la distancia de seguridad y que por tanto harían trabajar al sistema de control de crucero adaptativo.
El sistema se ha basado en estudios de las costumbres al volante de conductores europeos y se apoya en una cámara y un radar para detectar al resto de vehiculos. Un algoritmo es el encargado de calcular las probabilidades de que el coche que cirula por otro carril se interponga en nuestra trayectoria. De esta forma puede anticiparse e ir decelerando el coche suavemente, para que cuando el otro conductor se nos cuele, la frenada no sea tan brusca y pueda asustarnos.
El restyling del Honda CR-V será el primer coche en incorporar este sistema (en los acabados más altos) una vez comience su comercialización. Cuando el sistema predictivo entre en funcionamiento el coche desacelerará de forma