Acabamos de entrar en 2015 y todo apunta a que este año hablaremos tanto o más que el anterior del coche autónomo. Partimos de la base de que un coche sin conductor no tendría por qué ser muy diferente de cualquier otro automóvil, con la salvedad de que gozaría de un sistema que permitiera su movimiento autónomo. Pero, ¿por qué conservar los cánones del pasado cuando sin la necesidad de un conductor humano, todo podría ser diferente? Parece que precisamente en eso estaría pensando Mercedes-Benz. Tras la primera aproximación que nos mostraron hace unas semanas de su reinvención del habitáculo, ahora nos sorprenden con un nuevo adelanto de cómo será el exterior de su prototipo autónomo, de su estrafalario, y a la vez inquietante, aspecto de huevo.
Prescindir de conductor no solo revolucionaría el interior de los coches modernos, sino también su exterior.
Cuando prescindes de conductor humano, te puedes permitir ciertos lujos, como eliminar el volante o un puesto de conducción al uso, hacer que todos tus pasajeros viajen en filas enfrentadas entre sí (ver imagen). Esa nueva filosofía para diseñar el habitáculo también podría revolucionar el aspecto exterior de un coche autónomo, pensad que ya no es necesario un parabrisas al uso, ni que tras este haya un salpicadero y toda una serie de sistemas de pilotaje, el volante, los pedales, etcétera.
Añade a eso la versatilidad que puede ofrecer un motor eléctrico que podría estar colocado prácticamente donde quisiéramos, en el eje delantero, en el trasero, en ambos, pero siempre en una posición que reste el mínimo espacio a los pasajeros.
El coche autónomo dejaría obsoleta la definición de frontal y trasera de un coche.
Por otro lado, aunque no estoy seguro de que sea el caso de este prototipo, todos esos cambios podrían llevarnos a diseños reversibles. Es decir, la definición