Las Mercedes Vito y Viano siempre han sido dos de las furgonetas más famosas de Mercedes. Se fabrican en Vitoria-Gasteiz (de ahí sus nombres) y son muchos los clientes que han optado por ellas, tanto para labores comerciales o de transporte o simplemente como turismo, ya sea en las versiones con múltiples asientos o en las apetecibles versiones camper Marco Polo.
Ahora en la nueva generación, los modelos más lujosos, las antes denominadas Viano, pasan a llamarse Mercedes Clase V. Mientras que las Vito siguen su camino con importantes diferencias, la Clase V adopta una denominación como la del resto de turismos, y es que por posibilidades de equipamiento, acabados y confort, esta furgoneta no tiene nada que temer a un turismo. Es como si fuese una cómoda berlina con una carrocería cuadrada. Con semejante revolución en el segmento de las furgonetas no queríamos pasar sin probarlo, y hemos convivido durante una semana con una Clase V 250 Bluetec diésel de 190 caballos.
Lo cierto es que para Mercedes la palabra furgoneta esta prohibida para referirse a este modelo. Prefieren llamarlo monovolumen o utilizar alguna otra triquiñuela de marketing. Pero seamos realistas, es una furgoneta, los más mayores incluso se atreven a decir que una DKW. Las cosas como son, y a cada cosa por su nombre. No obstante, estamos sin ninguna duda ante la mejor furgoneta que podamos encontrar en el mercado, aunque como todo, tiene un precio.
En cuanto a diseño la Mercedes Clase V resulta atractiva, dentro de las concesiones al estilo que permite una carrocería tan cuadrada. Comparte elementos con la anterior generación de las Vito y Viano, como su estructura principal, aunque a nivel de chasis, mecánicas y equipamiento casi todo resulta nueva y notablemente mejor que antes.
Nosotros estamos ante el modelo más alto de la gama, por