Creemos que por ser consumidores tenemos algún poder sobre las grandes firmas. Error. Somos pobrecitos consumidores, un grano de arena en un inmenso desierto. El sistema está creado de tal forma, que ni siquiera las organizaciones de consumidores son capaces de frenar tácticas que el propio sistema ha considerado ilegales, como los pactos de precios entre distribuidores. No lo digo yo, lo dicen las comisiones y los organismos encargados de velar por nuestros intereses: CNMC. Pero, ¿y si nos juntamos miles de consumidores para hacer una compra colectiva de carburante y ahorrarnos un buen dinero por cada litro que repostemos? ¿Y si los consumidores, en grupo, fuéramos capaces de pactar un precio que esté muy por debajo de las tarifas que, individualmente, encontraríamos en las gasolineras? Sí, se puede, y la iniciativa que ha surgido con un nombre tan explícito como “Quieropagarmenosgasolina”, ya está en marcha.
Las compras colectivas son una estrategia eficaz para que la unión de consumidores redunde en un coste de adquisición más reducido.
La iniciativa a priori es transparente, y los responsables de llevarla a cabo parecen estar fuera de toda sospecha de tener intereses oscuros. La OCU ha organizado una plataforma de consumidores para hacer una compra colectiva de combustible. Han habilitado una web – quieropagarmenosgasolina.org – y un formulario en el que inscribirse a esta iniciativa. Las compras colectivas han tenido mucho tirón en los últimos años, y aún más lo van a tener con las facilidades que ofrece internet y las nuevas tecnologías para agrupar a los compradores. El modelo de negocio de empresas como Groupon se basa precisamente en esta filosofía.
La propia OCU ya ha realizado experiencias similares, con éxito, de compras colectivas de energía, concretamente de electricidad y gas (OCU.org). Pero, evidentemente, la compra de carburante tiene sus peculiaridades, ¿cómo van a poder