Poníamos la nota de exotismo esta semana cuando ayer comenzábamos con la prueba del Infiniti QX70, un SUV de gran tamaño japonés que llegaba desde el mercado americano dispuesto a conquistar Europa. Si ayer analizábamos su peculiar diseño, hoy toca descubrir su comportamiento, su motor y su consumo.
Nuestra unidad alojaba bajo el capó un motor diésel de 3.0 litros y 6 cilindros con una potencia de 238 caballos. Es la única opción en diésel y se trata de una alternativa obligada para Infiniti si quiere moverse en el Viejo Continente. Siempre llega asociado a una caja de cambios de 7 relaciones y a la tracción total inteligente. Las otras dos opciones que brinda el modelo son los 3.7 V6 y 5.0 V8 gasolina de 320 y 390 caballos respectivamente.
QX70 diésel
El bloque diésel del QX70 no destaca por refinamiento. De hecho es un motor que se deja notar en el habitáculo en forma de vibraciones y sonido. No es algo a destacar tan negativamente cuando comenzamos a rodar, desaparecen las vibraciones y llega un sonido del motor que es hasta tentador. Subir el motor de vueltas nos regala una sinfonía poderosa que nos deja confusos porque no sabemos por qué nos motiva ese sonido a diésel.
En la práctica es un coche rápido, no tanto como algunos de sus rivales similares, pero el empuje y la capacidad del motor es más que suficiente para rodar con soltura y seguridad. Y eso que el coche supera con ganas las dos toneladas de peso. Además, parece no desfallecer a altas vueltas, por lo que tiene un rango de utilización bastante amplio.
Levas de cambio tras el volante
Para todo lo demás está la caja de cambios automática de 7 velocidades que enmascara cualquier carencia. Si destaca por algo es por suavidad y docilidad, pero no por