El pasado miércoles 1 de abril, como cada año, los anglosajones celebraron el April Fool’s Day. Como ya os contábamos, incluso desde los propios departamentos de comunicación de las marcas se elaboran notas de prensa, en tono humorístico, con productos incomprensibles, como un Mercedes Sprinter AMG de más de 500 CV. El trolleo de Tesla Motors fue doble. Una colleja, en toda regla, a medios y analistas que han hablado en las últimas semanas de que Tesla acabe convirtiéndose en un producto de Apple. Y una colleja más para los mercados bursátiles, que se agitan cada vez que habla Elon Musk.
En el minuto posterior al “anuncio” de este falso producto, se produjeron cientos de miles de transacciones.
Tesla anunciaba un supuesto reloj de pulsera, incluso ofreció algunas imágenes, tan ridículas como la propia idea, y su nombre, Model W. En su propio blog ironizaban sobre la forma en que los smartwatches pretenden mejorar la vida de sus clientes. Y apuntaba directamente a los especuladores con una frase lapidaria, “de ninguna manera esto es una respuesta competitiva al trabajo que está haciendo otra compañía”.
La broma era tan ridícula que no cabía, en ningún caso, la mínima interpretación de que de verdad Tesla Motors estuviera pensando en lanzar un smartwatch. Pero, por lo visto, los algoritmos que manejan los accionistas, literalmente, las máquinas que controlan el mercado bursátil internacional, no fueron capaces de identificar la broma. Ante lo cual, hay varias cuestiones que merece la pena analizar.
Announcing the Model W. http://t.co/7bHqIz7lm3 pic.twitter.com/Ne9vTSHzj6
— Tesla Motors (@TeslaMotors) abril 1, 2015
1) Lo ridículo que resulta que un algoritmo genere movimientos en las acciones sin la supervisión de un analista humano. Según Bloomberg, el minuto que siguió al tuit fue el que más movimientos generó desde la apertura del 12 de febrero, en el que las acciones