Lo cual es otra forma de decir que el Mercedes Clase G recibirá el nuevo motor 4.0 V8 Biturbo del que ya disfrutan algunos Mercedes-AMG, como el codiciado GT. Una bestia turboalimentada que hallará su hueco bajo el capó del Mercedes G 500 a finales de año. Reemplazará al actual motor 5.5 V8 de 387 CV, un atmosférico que es casi ya un desconocido en la actual gama Mercedes, compartido únicamente con el – atípico a su manera – Mercedes SLK 55 AMG. ¿Será un buen transplante de corazón para el anacrónico Clase G o será el propulsor AMG demasiado moderno para nuestro veterano militar favorito?
El 4.0 V8 Biturbo ya se ha estrenado con 422 CV de potencia en el prototipo Mercedes G 500 4×4 “al cuadrado”.
Porque no lo olvidemos, la plataforma del Mercedes Clase G fue estrenada en 1979, cuando se lanzó como vehículo militar. Sin embargo, la demanda china y rusa ha permitido extender la vida del carísimo Clase G más allá de la lógica del mercado. Es la lógica del dinero la que manda, y el consumidor sigue demandando la imagen exclusiva y ruda de la Clase G, con versiones cada vez más potentes. ¿Tiene sentido un Mercedes G 65 AMG con un V12 Biturbo? La respuesta es sí, mientras que se venda, y es por ello no me extraña que un nuevo 4.0 V8 Biturbo se pueda equipar en el G 500.
Se rumorea que el propulsor tendrá una potencia de 422 CV, con un monstruoso par motor de cerca de 600 Nm, una mejora sustancial sobre el existente 5.5 V8 atmosférico, tanto en par como en potencia. Los consumos deberían reducirse sustancialmente a nivel de homologación, aunque hablar de eficiencia y Clase G es como preguntarnos que tiene que ver el tocino con la velocidad. Asociado