Por curioso que pueda resultarte, cada vez que reflexiono acerca del coche autónomo tengo una impresión que a priori puede parecer un contrasentido. Cuanto más cerca estamos de ello, más alejada veo la posibilidad de que los coches sin conductor comiencen a proliferar en nuestras carreteras. Hasta que se produzca la llegada de un coche 100% autónomo, tendremos que acostumbrarnos a pequeñas soluciones que automatizan el ejercicio de la conducción, algunas de las cuales ya están en la calle. Y la nueva generación de berlinas de gama alta será el mejor ejemplo de como esa tecnología, cada vez más avanzada, comienza a llegar a la calle, empezando por los productos más distinguidos y caros, que de alguna forma – hablando claro – se lo pueden permitir. Y es por eso que hemos fijado toda nuestra atención en un nuevo BMW Serie 7, que se presentará este año y será capaz de aparcar solo, incluso con su conductor fuera del coche; y un nuevo Audi A8, que conoceremos en los próximos años, que será capaz de circular sin que intervenga el conductor en atascos.
La conducción autónoma irá avanzando, empezando por funciones que no resulten críticas, como el aparcamiento.
Si lo pensamos bien, dejar que nuestro coche conduzca en un atasco o aparque solo, no es crítico, ni muy peligroso si por alguna cuestión la tecnología falla. Pero hasta el mínimo riesgo que implique que se cumplan nuestros peores temores, ya son una barrera psicológica importante cuando hablamos de productos que superarán, y holgadamente, los 100.000€. Superar esa barrera psicológica ya es un gran avance, ¿no crees?
Todo apunta a que la próxima escaramuza de Audi y BMW, tras los faros láser, llegará en el campo de las soluciones de conducción autónoma.
Las funciones autónomas que proponen Audi y BMW no son tan sorprendentes como