Si Chuck Norris tuviera que hacer una mudanza, elegiría una Citroën C15. De hecho, se rumorea que fue el mismísimo Chuck Norris quien, extrayéndose a pelo y sin anestesia una costilla de las muchas que tenía, dio vida a la más indestructible entre todas las furgonetas blancas habidas y por haber: la Citroën C15. En realidad no sabemos si el actor metido a superhombre tuvo algo que ver con el nacimiento de la diosa de las furgonetas. Más bien se diría que la firma francesa necesitaba un producto tan popular como lo había sido la versión furgoneta del Citroën 2CV, después del discreto resultado que estaba dando el Citroën Acadiane, versión comercial del Dyane 6 que en 10 años de vida (1977-1987) apenas superó el cuarto de millón de unidades vendidas. Citroen 2CV Furgoneta (1951-1978): 1.246.306 unidades vendidas Un diseño robusto y moderno, basado en el Citroën Visa, un motor incombustible y la épica de quienes supieron sacarle partido consiguieron el resto con un modelo inicialmente concebido para el transporte de mercancías ligeras pero que acabó ganando ventanillas y asientos traseros, como le sucedió a su inspiradora. Diseñada inicialmente para cargar con 500 kg, pronto la C15 se atrevió con los 600 y los 800 kg de carga útil. «Se lo carga todo», rezaba uno de los eslóganes para un vehículo que tomó su denominación de los 1.500 kg de masa máxima con que se homologó. El despegue de la factoría de Vigo Fue esta una época en la que la llegada de la C15 a la factoría de Citroën en Vigo, donde se fabricó casi en exclusiva junto a un pequeño volumen servido desde Marruecos, coincidió con una verdadera revolución tecnológica que se dio en la planta apenas un año después de
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Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.
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