Te voy a contar un secreto. Jamás vamos a ver una homologación de consumos lo suficientemente realista como para satisfacer a todas las partes implicadas, ni tan siquiera al lado a priori más interesado, que a su vez requiere más protección, el de los consumidores. Y eso es así por una sencilla razón: no se puede implementar una metodología de homologación que encaje con los hábitos y el modo de conducir de todos los conductores. En lo que sí estaremos de acuerdo, sin ninguna duda, es en el hecho de que el ciclo de homologación europeo (NEDC) requiere una profunda revisión, la entrada de un nuevo ciclo Real Driving Emissions (RDE) que intente replicar de manera fiel los consumos y las emisiones que genera un coche en la vida real. Y estamos de enhorabuena. Parece que la Unión Europea está a punto de establecer una hoja de ruta al respecto.
Los fabricantes son los primeros que han abogado por una legislación acorde con las necesidades de sus clientes, pero a la vez abogan por definir una metodología cuanto antes y de contar con el tiempo suficiente para adaptarse.
Quienes no lo ven tan claro son los fabricantes. Cualquier cambio al respecto exigirá las adaptaciones técnicas pertinentes, pero sobre todo definir un marco concreto de actuaciones, una hoja de ruta aceptable para sus intereses comerciales – que es razonable se tengan en cuenta – y una metodología muy bien definida. La European Automobile Manufacturers Association (ACEA) abogaba estos días por definir cuanto antes los requisitos de los ciclos Real Driving Emissions para poder llevar a cabo todos aquellos cambios que sean necesarios, cambios que también afectarán de alguna manera a la tecnología de nuestros coches.
De otra forma, ACEA no cree que este nuevo Real Driving Emissions pudiera entrar en vigor en los plazos