De vez en cuando se alinean los astros. Sucede que una marca con tanta solera como Mercedes-Benz decide rendir un homenaje a su icono de la competición, las flechas de plata. Y así fue precisamente como nacía el Mercedes SLR Stirling Moss, una reinterpretación moderna, radical y espectacular, de aquellas flechas de plata con las que acumularon victorias hasta los años cincuenta (hasta el triste acontecimiento de Le Mans en 1955). Un deportivo muy exclusivo, de museo, basado en el Mercedes-Benz SLR McLaren y con nombre y apellidos, los de toda una institución del automovilismo, Stirling Moss.
El Mercedes SLR Stirling Moss fue el fin de fiesta del Mercedes-Benz SLR McLaren, un homenaje a las flechas de plata de los años cincuenta.
Aún hoy en día, cuando han pasado más de seis años de su presentación, me sobrecojo al verlo. El Mercedes SLR Stirling Moss era ante todo una obra de arte, una escultura. Una joya que jamás olvidaré, como aquel momento en que pude verlo en directo en la Mercedes-Benz Gallery de Unter den Linden, 14, en Berlín, expuesta como si de una pieza de museo se tratase. Porque en efecto lo era.
Como ya os decíamos anteriormente, este modelo se creó sobre la base del Mercedes-Benz SLR McLaren, de aquellos años de estrecha colaboración entre McLaren y Mercedes-Benz, en la carretera y en los circuitos, antes de que sus caminos se separasen, y naciera McLaren Automotive.
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Carecía de techo, parabrisas y cualquier otra cosa que se le pareciera.
El Mercedes SLR Stirling Moss contaba con un motor V8 sobrealimentado que entregaba 650 CV y 820 Nm. Su 0 a 100 km/h estaba en los 3.5 segundos y su velocidad punta en 350 km/h. Pero definitivamente las prestaciones de un superdeportivo nunca habían sido tan irrelevantes. Lo que más