Hasta hace unas semanas no había tenido ocasión de probar ningún GTS de Porsche. Y en este tiempo he tenido la suerte de probar toda la gama GTS de Porsche, en Sicilia – en los tramos de la Targa Florio – y en España; desde el Cayenne hasta el 911, pasando por Panamera y Cayman. Y eso me ha servido para descubrir que muy probablemente mi Porsche favorito, o al menos el que se adaptaría mejor a mis necesidades si pudiera permitirme uno, sería el Porsche 911 GTS. También ha servido para dejarme claro que existe una opción intermedia interesante entre un Carrera S y un GT3. Y para demostrarme que las prestaciones y la máxima deportividad a tu alcance en un 911, con permiso de los GT3 y Turbo, están en el GTS, y todo ello sin sacrificar el confort del día a día, lo cual también es importante si quieres que tu 911 te lleve hasta a comprar el pan, y al fin del mundo.
El sonido del Porsche 911 GTS es escandaloso, no tanto como en un GT3, pero sí bastante más sonoro que en un Carrera o un Carrera S.
Un Porsche 911 GTS no es tan radical, ni exótico, como un GT3. El verdadero eslabón perdido entre el GT de carreras y el deportivo de calle sigue siendo el GT3. El GTS, aún así, con 430 CV es más potente que el Carrera S, goza de relaciones de cambio optimizadas, cuenta con chasis rebajado en 10 milímetros y suspensiones adaptativas PASM, kit de carrocería ensanchada (el utilizado por los Carrera 4) en versiones de tracción trasera, kit de carrocería aerodinámico, llantas en negro mate de 20” con el diseño del Turbo S y tuerca central, detalles en negro en la rejilla de la tapa del motor, escape