Los coches modernos cada vez se parecen más a un smartphone y menos a un coche. Hace pocos años, los coches eran simplemente una amalgama de sistemas mecánicos y eléctricos, hoy en día la electrónica gobierna hasta tal punto nuestros coches que nos olvidamos que su corazón sigue siendo un bloque de metal lubricado por aceite en el que se producen explosiones de forma controlada, comunicado con el suelo mediante unos trozos de caucho que giran. Y no debemos olvidarnos de ello: en el fondo es una máquina muy mecánica. El coche moderno anula nuestros sentido con comodidades, y se olvida de cinco elementos que debería tener de serie.
1) Una varilla para medir el nivel de aceite
Sí amigos, hay coches que no tienen varilla para el aceite. Es un problema de los BMW de nueva hornada, entre otros vehículos. No hay manera de saber la cantidad de aceite que queda en el interior del motor de forma física. Debemos confiar en un sensor interno que nos dice la cantidad y nivel de aceite del motor. El aceite es la sangre de nuestro coche, el único líquido que lubrica el propulsor. Sin aceite, nos quedaríamos sin motor en apenas segundos. ¿Qué pasa si este sensor falla? ¿Qué hay de malo en confiar en una sencilla varilla de metal – de coste ridículo – para conocer nuestro nivel de aceite?
2) Una rueda de repuesto completa
En aras del ahorro de peso – es una excusa más que un motivo válido – y la búsqueda de un maletero mayor, además de menores costes, muchos coches modernos han pasado de usar una rueda de repuesto completa a usar una rueda de repuesto tipo galleta – que sólo permite rodar a 80 km/h y es mucho más estrecha que las ruedas habituales – y a equipar