A Carl Sagan le encantaba decir que “afirmaciones extraordinarias, requieren de evidencias extraordinarias”, una frase que en realidad se remonta dos siglos atrás, al gran Laplace y su determinismo científico. De manera que cuando conocía que un estudio realizado en Estados Unidos pretendía que un coche eléctrico puede contaminar más que un coche de gasolina (vía Microsiervos), mi vena escéptica me llevaba a preguntarme, ¿es eso cierto? ¿Qué evidencias extraordinarias se han empleado para llegar a esa conclusión? ¿Estamos completamente engañados acerca de la sostenibilidad del coche eléctrico y su papel a la hora de reducir la contaminación?
El estudio en cuestión intenta trasladar el coste medioambiental, a un coste económico, y comparar entre sí a un coche de gasolina y un eléctrico, para reflexionar acerca de las subvenciones y los incentivos fiscales para estos últimos.
El estudio ha sido dirigido por un equipo de economistas (está en The National Bureau of Economic Research). No voy a entrar a criticar el trabajo de los economistas, algo que resulta tremendamente fácil y hasta útil para conectar con el público – de forma demagógica – en los tiempos que vivimos. Aunque tengo mis dudas de que se pueda llegar a estas conclusiones sin emplear una aproximación más técnica y basándose única y exclusivamente en una aproximación económica del asunto.
La cuestión es que este estudio pretendía analizar el beneficio medioambiental de un coche eléctrico, con respecto a un coche de gasolina, estudiando en detalle las emisiones generadas por vehículos eléctricos y de gasolina, centrándose en los principales contaminantes: CO2, SO2, NOx, partículas PM 2.5, etcétera. ¿No habíamos quedado en que un vehículo eléctrico no emite gases contaminantes?
Ver la galería completa en Diariomotor
Afirmar que un coche eléctrico se mueve sin emisiones como mínimo no es veraz, también hemos de analizar el origen de la energía con