Hoy en día seguimos escuchando a gente que no duda en afirmar que el último iPhone es demasiado caro o que la relojería de calidad no está al alcance de las posibilidades económicas de cualquiera. Pero en el mundo del lujo, donde el dinero se mueve con entusiasmo e importa más la exclusividad y la imagen del producto que el precio que haya que pagar por él, la situación es bien diferente.
Los fabricantes de tecnología de consumo, relojería, joyería y complementos se percataron del potencial de ver su imagen reflejada en deportivos y coches de lujo.
Hablo de relojes de pulsera tan valiosos como muchos deportivos. Hablo de teléfonos móviles que pueden equiparar su precio al de un automóvil nuevo y muy bien equipado. La relación entre coches de alta gama, deportivos y productos de lujo y tecnología es cada vez más estrecha. Los fabricantes de joyería y relojería son cada vez más conscientes del potencial que ofrece ver su imagen reflejada en marcas como Ferrari, Lamborghini, Rolls-Royce o Bentley.
En los últimos años asistimos a la llegada de algunos de los deportivos más impresionantes y exclusivos que se hayan fabricado en mucho tiempo. Ferrari nos sorprendió con su nuevo deportivo, LaFerrari, y no solo por su nombre, sino por el hecho de que solo vayan a fabricarse 499 unidades y todas ellas fueran adjudicadas en unos días. Sus propietarios no fueron los que tomaron la primera decisión de adquirirlo, fue Ferrari quien les ofreció la oportunidad de acceder a este coche. Para que Ferrari tomara en consideración la posibilidad de hacernos con este deportivo deberíamos haber acreditado nuestra condición de cliente VIP, y esa condición exigía haber adquirido varios deportivos de la casa de Maranello en los últimos años, incluida alguna edición especial.
Hublot y Ferrari trabajaron conjuntamente para desarrollar un teléfono