Mercedes lanzó su espectacular 300 SL “alas de gaviota” en 1954, tras un par de años de éxitos en competición de su versión de carreras. A finales de los 80, Mercedes volvió a competir de forma oficial – tras casi 40 años de retirada voluntaria de la competición – con un C11 desarrollado junto a Sauber, con el que cosechó el World Sportscar Championship de 1990. En el Salón de Frankfurt de 1991, Mercedes presentó el C112, el sucesor espiritual del Mercedes 300 SL, un escaparate tecnológico que no se produjo en serie.
Fue el primer alas de gaviota tras el 300 SL original del año 1954.
El Mercedes C112 fue simplemente un prototipo que estrenó algunas tecnologías entonces revolucionarias, que tardarían años en llegar a producción. Concebido como una versión de calle del Mercedes-Sauber C11, partía de su misma base: un monocasco de kevlar y fibra de carbono. Su diseño no era especialmente arrebatador: tenía un frontal serio con grandes ópticas, y una zaga en la que junto a un difusor y un spoiler discreto se encuentran ópticas que bien podrían haber salido de un Mercedes Clase S de la época.
Un escaparate de tecnología de alto nivel
La verdadera hazaña del Mercedes C112 era invisible. Era un escaparate tecnológico de primer nivel. Su principal novedad era un sistema ABC (Active Body Control), esencialmente un sistema de suspensión activa. Conectado a sensores en carrocería y chasis, la combinación de hidráulica y electromecánica ajustaba en tiempo real la dureza de la suspensión del C112 en función del estilo de conducción y características de la carretera. Sólo desde hace apenas 5 años se han popularizado este tipo de sistemas en deportivos.
Muchas de su tecnologías aún son extras en vehículos premium.
Otra de las novedades era la dotación de serie de ABS – en los años 90