Hace unos días se fugó de la prisión de máxima seguridad del Altiplano – a apenas 90 km de México D.F. – el narcotraficante conocido como “El Chapo”. Cabeza visible del famoso Cartel de Sinaloa, su fuga ha consternado a México y parte del mundo. A través de un túnel, en una moto sobre raíles construida con trozos de una moto Honda desguazada. Un túnel construido a apenas unos metros por debajo del penal de máxima seguridad más puntero de México, bajo la mirada atónita de los funcionarios de prisiones.
La moto empleada para la fuga podría haber sido una Honda CG125 o una SDH125, ambas básicas.
El caso sigue sorprendiendo día tras día. Se levantan muchas preguntas. Como por ejemplo, cómo se pudo horadar un túnel de kilómetro y medio bajo una prisión de máxima seguridad sin que nadie lo advirtiese. Un túnel de 1,70 metros de alto y 70 cm de ancho, excavado con precisión profesional – el Cartel de Sinaloa tiene experiencia previa en este tipo de construcciones – además de ventilado e iluminado debidamente. Un trabajo profesional que desembocaba en una casa a medio construir situada a la vista de los muros de la prisión.
Otra de las dudas existentes es por qué se tardó tanto tiempo en advertir la ausencia del capo mafioso de su celda, cuando una persona se encarga exclusivamente de vigilar los dos monitores de las 20 celdas de máxima seguridad. Sea como fuere, El Chapo acudió a una de las duchas y desde allí se le abrió un sencillo camino a la libertad. Tras descender al túnel de manera aún desconocida, una especie de moto artesanal esperaba al Chapo. Montada sobre raíles, se cree que se usó también para sacar escombros.
Aún no se concibe como pasó tanto tiempo en ser advertida la fuga