La Tomatina. ¿Quién no conoce esa bacanal dedicada al despilfarro de comida, repleta de extranjeros borrachos? Siento ser tan duro, pero imágenes como las que presiden este artículo no hacen más que confirmar mi teoría: la masificación de ciertas tradiciones culturales no trae buenos resultados. La fama mundial de La Tomatina de Buñol atrajo la atención de Google, que decidió fotografiar la fiesta con un coche de Street View. Como podéis ver, la toma de fotografías en 360 grados no terminó precisamente bien.
Google quiso aprovechar el 70 aniversario de la celebración de La Tomatina.
Según el Ayuntamiento de Buñol, el coche recorrió las calles antes de tiempo, que aún hervían en plena batalla de lanzamiento de tomates. Lo que pasó después se veía venir: un grupo de asistentes al evento se subieron al coche – imagino que para poder lanzar tomates con más tino o simplemente llamar la atención – mientras el coche era bombardeado por pulpa de tomate en cantidades industriales. El resultado salta a la vista: el Opel Astra y su carísimo sistema de cámaras han registrado daños de consideración.
Carrocería abollada, retrovisores y limpiaparabrisas arrancados, parabrisas aplastado y cámaras destrozadas. El coche está asegurado, y tanto Google como el Ayuntamiento de Buñol han quitado hierro al incidente rápidamente, con el espíritu de no manchar la reputación de La Tomatina. Supongo que también querían quitar hierro a la equivocada decisión – tanto por Google como por Buñol – de meter un coche en plena batalla campal de tomatazos. Por fortuna no ha habido que lamentar daños personales de ningún tipo (La Vanguardia).
Según el diario británico Daily Mail, más de 22.000 personas asistieron a La Tomatina, procedentes de 96 países diferentes. Desde hace unos años, los no residentes deben pagar 10 euros por el derecho a asistir a esta fiesta.
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