Making of de una comparativa galáctica

Ya os anunciamos que teníamos en cartera una comparativa curiosa con dos protagonistas excepcionales, el Mercedes-Benz AMG GT S y el BMW i8. Se acerca el momento, mañana a estas horas ya debería estar publicada parte de la prueba comparativa (por llamarlo de alguna forma). Dicen que el tiempo pasa muy rápido cuanto te estás divirtiendo, pero también cuando estás trabajando. Como dice la canción «Si el tiempo es oro, yo debo ser un vagabundo que lo pierde todo». Un día completo de sol a sol para hacer las fotos a estos cacharros y nos quedamos con ganas de hacer más. Lava, coloca, limpia, mueve, pasa, quita, recoloca… Las fotos no son sólo ponerse delante del coche y pulsar un botón. Lo primero es buscar una localización y, como nos tocó trabajar el fin de semana, necesitábamos que estuviese alejada para poder contar con algo de tranquilidad. Con un coche normal es más fácil, con estos vas haciendo amigos por todas partes y, minuto a minuto, te van restando horas de luz. Llegamos al lugar elegido y toca ducha. Por muy limpio que quieras llevar el coche en carretera se ensucia y en verano con los mosquitos es una locura. Nada, lavado con mangueras porque los túneles no valen, arañan la pintura (digan lo que digan) y el coche no queda bien limpio. Manguerazo, cepillo, bayeta… Y a secar a mano. ¿Por qué? Pues porque si no secas el coche entero quedan marcadas todas las gotas y, si circulas con él mojado, se vuelve a manchar. Lo malo es que es trabajo doble porque en este caso se trata de dos coches… Y dos coches difíciles, porque tienen formas complicadas y en algunos puntos parecía que nunca iban a dejar de gotear para estropear nuestro delicado secado.

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