El escándalo de los motores TDI de Volkswagen está todavía lejos de mostrar su verdadero alcance y repercusión. El silencio se ha convertido en la mejor respuesta del fabricante y las autoridades, pero ya podemos analizar como el despropósito y la ineptitud de nuestras administraciones nos adelantan como el mercado español podría ser uno de los más benevolentes con el grave caso de trucado de motores por parte del Grupo Volkswagen. Tras innumerables intentos por conocer la postura oficial de nuestro Gobierno, lo más que tenemos son llamadas a la tranquilidad con dudosas interpretaciones del problema, lo que nos lleva a dilucidar que el el cliente español, además de estafado, está indefenso. Veamos el porqué.
El Ministerio de Industria reclama al Grupo Volkswagen todas las ayudadas aportadas a través del Plan PIVE
Han sido las últimas declaraciones del Ministro de Industria, José Manuel Soria, las que han encendido todas las alarmas en relación a la respuesta de España hacia la artimaña del Grupo Volkswagen para homologar su nivel de emisiones. Lo mejor de todo este asunto es la realidad que reflejan sus declaraciones, pues a tenor de sus respuestas, resulta evidente que el desconocimiento por parte del Ministerio de Industria es incluso mayor que el de los clientes de la marca.
Cabe recordar que todo este escándalo surge en EE.UU. ante la legislación que impone la agencia medioambiental estadounidense (EPA en sus siglas en inglés). Las pruebas realizadas a diferentes modelos de Volkswagen y Audi han demostrado la instalación de un dispositivo capaz de detectar cuándo se está realizando un test de homologación, para así alterar el funcionamiento del propulsor y reducir drásticamente sus emisiones. Pero la clave de todo este proceso está en la medición de óxidos de Nitrógeno (NOx), un gas nocivo para el medio ambiente y nuestra salud, principal causa