Después de recorrer el salón de Frankfurt de principio a fin, me gustaría sacar conclusiones generales y jugar a escoger una estrella destacada sobre todas las demás. Este año ha sido especialmente difícil porque, a mi modo de ver, los focos han apuntado en la dirección equivocada.
Audi presentaba su Audi e-tron quattro concept, un vehículo eléctrico en formato SUV capaz de recorrer 500 km con cada recarga y acelerar de 0 a 100 km/h en 4,6 s gracias a los 503 CV de potencia eléctrica derivada de sus tres motores.
Su tiempo de recarga es inferior a una hora conectado a una toma de 150 kW de potencia, lo cual, combinado con la autonomía anteriormente mencionada, lo acerca peligrosamente a un coche de gasolina y nos permite soñar con lo mejor de ambos mundos: prestaciones, autonomía, recargas rápidas y cero emisiones.
Lo cual nos lleva al otro vehículo conceptual que ha deslumbrado en Frankfurt, el Porsche Mission E Concept. Con una estética realmente alucinante que demuestra que el Panamera podría haber sido bonito después de todo, el Mission E es totalmente eléctrico, cuenta con 600 CV de potencia eléctrica, 500 km de autonomía y un tiempo de recarga de 15 minutos para alcanzar el 80% de la capacidad de sus baterías.
Creo que estamos ante un prodigio técnico, y no conviene olvidar la respuesta instantánea y la sensación prestacional inigualable que proporcionan los motores eléctricos. Todo ello en medio de un completo silencio y sin emisiones contaminantes. Bravo por Porsche.
Parece que el grupo Volkswagen está realizando un esfuerzo sin precedentes en la electrificación de sus coches, presentando sendas pistas bajo marca Porsche y Audi de lo que podría ser su futuro en pocos años. En una entrevista concedida a Car Magazine, Audi afirmaba que un producto con la tecnología del e-tron quattro concept