Hace unos días os hablábamos del retorno de Borgward. Su primer coche en 50 años será este Borgward BX7, un SUV que aspira a ser premium, compitiendo con máquinas como el Audi Q5 o el BMW X3, con 4,71 metros de longitud. Ya tenemos toda la información oficial de este SUV mediano, y la verdad es que en general, nos ha dejado un poco fríos. Quizá es que las expectativas eran muy altas tras 50 años de ausencia en el mercado. Sea como fuere, vamos a analizar el nuevo BX7, que estará presente en el Salón de Frankfurt, que arranca mañana mismo.
No es un Buick, es un Borgward
No llegarán a Europa hasta 2017, y uno de sus retos será encontrar distribuidores.
El Borgward BX7 parece un Buick chino. Lo siento, pero tenía que decirlo. Estéticamente, es un coche muy conservador. Tiene un atractivo razonable, pero no sorprende a nadie en 2015, quizá hubiese sido más impactante en 2010. En su frontal todo el protagonismo es de una calandra de barras verticales cromadas, francamente parecida a la de algunos Buick modernos. Aunque sus ópticas tienen LEDs diurnos y el paragolpes es bonito, es imposible apartar la vista de esta calandra XXL, con un logotipo poco conocido.
La zaga y perfil nos resultan convencionales, correctos, pero algo carentes de emoción para una marca que recordamos por el Isabella, un precioso coupé de dos puertas diseñado a finales de los años cincuenta del pasado siglo. Borgward es a día de hoy una empresa de propiedad china, aunque su director sea el nieto del fundador original. Pertenece al fabricante de camiones Foton y será su puerta de acceso al mercado de crossover y SUV premium. Se ha confirmado es que los coches se producirán en China, y no llegarán a Europa hasta 2017.
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