En los últimos días son muchos los que claman al cielo por el hecho de que una marca, Volkswagen, pueda haber trucado la homologación de sus vehículos para emitir más contaminantes de los permitidos por la normativa. Pero a menudo es el propio cliente el que decide modificar su coche para contaminar más, recurriendo a retirada de filtros antipartículas y reprogramaciones de software. Esa ha sido una de las actuaciones de la Policía Nacional en los últimos días, que ha imputado a los responsables de ocho talleres por retirar los filtros de partículas de los diésel de sus clientes.
¿Sabías que revolucionar más el motor de tu diésel evita averías?
¿Por qué un conductor tomaría la decisión de retirar el filtro de partículas? Este elemento es una de las razones por las que os aconsejábamos no comprar un diésel, especialmente para ciudad. Los filtros de partículas acumulan toda una suerte de residuos sólidos de la combustión que son responsables en buena parte de la contaminación de nuestras ciudades. Esos filtros de partículas han de regenerarse, y si no completan correctamente ese proceso de regeneración (que requiere elevar el régimen de revoluciones del coche hasta que el componente alcanza una temperatura determinada) sobrevienen problemas (ver ¿cuándo el diésel se convirtió en la elección más absurda?)
La ciudad es uno de los escenarios más exigentes para los filtros de partículas, por la cantidad de trayectos que se realizan en ella cortos y sin lograr que el motor trabaje a un régimen suficiente como para contribuir a la eliminación de las partículas mediante su combustión.
Los clientes de estos talleres, que han imputados por un delito contra el medio ambiente, pagarían entre 100 y 200 euros por la anulación de sus filtros de partículas. Una avería de este componente suele saldarse con facturas bastante más elevadas.
De momento,