El SEMA comienza en apenas unos días en Las Vegas. Desde su inicio ha sido un show caracterizado por los excesos, la locura que rodea el mundo del tuning. Es por ello que un simple Chevrolet Camaro con un par de pegatinas no es el coche más apropiado para el SEMA. El coche ideal se parece más a este Scion iA. Se trata de un utilitario de tres volúmenes basado en el Mazda2, al que han convertido en un auténtico lowrider. Una locura perfecta que tiene pinta de conquistar nuestros corazones en el inminente SEMA Show.
El SEMA Show debe ser excesivo. Un simple Camaro de producción con pegatinas no es suficiente, Chevrolet.
Fijaos para empezar en su pintura, más propia del típico Chevrolet Impala de los años 60 o el típico Monte Carlo de los años 80. Esta subcultura automovilística es muy popular en las comunidades latinas de la costa oeste de Estados Unidos, y ya forma parte de la cultura popular. Esta pintura de tonos cálidos imita maderas, con tonos dorados. Las llantas son de radios y de pequeño diámetro – como no podía ser de otra manera – con neumáticos conocidos como “white walls”, con los flancos pintados en color blanco.
Se han suprimido los espejos y se ha instalado una enorme calandra dorada en el frontal del coche. Una calandra de enormes dimensiones que reemplaza a la de Scion, y que forma un perfecto conjunto con las molduras de los pilares, con grabados incluidos. Si el exterior os parece loco, tenéis que ver el aspecto que tiene el interior del coche, una verdadera locura. Tapizados que imitan un sillón de los años 70, terciopelo por todas partes y ese volante. Un volante hecho de cadenas cromadas dobladas.
Desde luego, un volante más propio de un lowrider Impala que de un