Desde que saltó el escándalo de Volkswagen, venimos advirtiendo de las consecuencias dramáticas que tendrá el fraude de los TDI en la marca alemana, y por extensión en el resto de marcas que conforman el Grupo Volkswagen. Ignorar esas posibles consecuencias no ayuda, ni tampoco descartar cualquier escenario posible. El Grupo Volkswagen anunció una inversión de 4.200 millones de euros para los próximos años en las fábricas españolas, en las factorías de Martorell (SEAT) y Navarra. Y con el escándalo, fueron muchos los que alertamos de la posibilidad de que esas inversiones se congelasen, ante lo cual incluso el Ministerio de Industria declaró que las inversiones en España estaban garantizadas. Pero no, no lo están. El nuevo presidente de Volkswagen, Mathias Müller, reconocía que todas las inversiones previstas tendrán que revisarse y que se “cancelarán o aplazarán las que no sean estrictamente necesarias”.
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Según la Agencia EFE, Mathias Müller se dirigió ante más de 20.000 trabajadores de la marca con la siguiente advertencia “seré muy claro: esto va a ser doloroso”. Las primeras decisiones que ya estarían planteándose en Volkswagen pasarían por la revisión (y posible cancelación) de algunos planes de desarrollo iniciados en los últimos años. En cualquier caso, su objetivo seguiría siendo el de mantener los puestos de trabajo de sus empleados.
Ahora bien, ¿será necesario que Volkswagen frene las inversiones que se habían previsto en España?
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La respuesta, una vez más, dependerá de las consecuencias que tenga esta crisis y del coste que suponga para la marca. El mensaje de Mathias Müller lleva implícito que cualquier inversión podrá ser revisada y cancelada, pero no necesariamente que vayan a detenerse los 3.300 millones destinados a equipos, instalaciones