La cumbre del clima de París ya ha comenzado a dejarnos los primeros titulares, pero también las primeras iniciativas en pos de un modelo energético y de consumo enfocado en la reducción de los efectos del calentamiento global. Esa ha sido la oportunidad de Bill Gates, filántropo, y otrora magnate de las tecnológicas, gracias a su papel como cofundador de Microsoft, para plantear el proyecto Mission Innovation, que propone unir al sector público, y el sector privado, hacia la búsqueda de un modelo energético limpio, y económico. ¿Estamos ante una utopía, o un movimiento de cara a la galería? ¿O de verdad esta iniciativa puede conseguir grandes avances hacia un modelo energético sostenible?
Para Bill Gates, la lucha contra el cambio climático no ha de estar reñida con la búsqueda de un modelo energético más económico que ayude a mejorar la vida en las regiones más desfavorecidas del mundo.
Bill Gates es lo que, con perdón, denominaríamos como un hombre asquerosamente rico. Encabeza la lista Forbes de los más ricos del mundo, por delante de Carlos Sim, Warren Buffet, y Amancio Ortega. Pero, junto con su esposa Melinda, es también una de las personas que más invierte cada año (en el orden de cientos y miles de millones) en causas solidarias como acabar con el hambre en el mundo, con las iniciativas surgidas de su propia fundación, la Bill & Melinda Gates Foundation.
Tal vez por eso Bill Gates presente su plan Mission Innovation, sobre todo, como una iniciativa para producir energía de manera sostenible y económica y reconociendo que, si pudiera reducir el coste de un único bien para contribuir a mejorar la vida de los más desfavorecidos, ese bien sería la energía.
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Miramos a los bienes que consumimos, un teléfono móvil, un ordenador personal, una tele con