Unas bodas de oro, hay que celebrarlas. Para ello puedes elegir organizar una fiesta por todo lo alto, invitando a tus amigos a un banquete en el que no falte el marisco o el buen jamón. Si eres de los que prefiere la intimidad, quizás prefieras hacer una ceremonia íntima, con los más allegados, con misa y muchas flores. Honda, para celebrar sus 50 años, eligió algo totalmente diferente. Lo llamó S2000 y el legado que dejó aún sigue entusiasmando. Vamos a meternos en la vida de uno de los roadster más importantes de la historia que, después de más de 15 años, nadie ha conseguido sustituir.
Seguro que si te menciono a Enzo Ferrari, Ferdinand Porsche o Soichiro Honda sabes de quienes estoy hablando, al menos por su apellido. Todos ellos fueron hombres que además de fundar una compañía automotriz marcaron la historia del automóvil. El último de ellos era, como sus dos homólogos, una persona entusiasta, apasionada de la ingeniería, la tecnología y el mundo de las carreras. Quizás, por esto último, el Honda S2000 era todo pasión.
Solo lo imprescindible para hacerte soñar
Como ya os he contado, aún no tengo pérdidas de memoria, la llegada del Honda S2000 tiene una buena excusa, celebrar los 50 años de la marca. Aunque este 50 aniversario realmente se cumplía en 1998, el deportivo japonés no llegaba hasta un año más tarde. La puesta en escena no era ni la mitad de espectacular que podríais esperar. Diseño sencillo, sin radicalismo, con dos plazas para ocupar y un techo retráctil de lona que apenas necesitaba seis segundos para aparecer y desaparecer. Únicamente los neumáticos de perfil bajo que lucían llantas de 16 pulgadas o la doble salida de escape ponían picante a esta comida.
Tenéis razón, no os la quito, en unas bodas de oro