Hoy en día ya no nos sorprende que un deportivo anuncie un nuevo récord en el Norschleife de Nürburgring. El Infierno Verde se ha convertido en la verdadera prueba de fuego de cualquier deportivo que se precie de serlo, siguiendo una sana e interesante tradición iniciada por la revista alemana Sport Auto, y seguida por otras como EVO, Auto Bild, y Auto Motor Und Sport, la misma que habría certificado la espectacular vuelta rápida del Renault Clio RS Trophy 220. Por otro lado, y más allá del interés periodístico de las mediciones de una publicación, los propios fabricantes se han embarcado en los últimos años en el reto de conseguir que su deportivo consiga un hito, sobre todo por el prestigio, y la repercusión que genera marcar un tiempo en el que superes a tus rivales. ¿Son de fiar estos tiempos? ¿Estamos ante una mera estrategia de marketing? ¿Qué trucos utilizan los fabricantes para conseguir los mejores tiempos?
El problema: salvo honrosas excepciones, los fabricantes no dan demasiados detalles acerca de cómo batieron un récord, como temperaturas, estado de los neumáticos, o el número de vueltas rápidas que se dieron para lograr su récord.
1. La dificultad de obtener mediciones comparables. El gran problema de estos tiempos está precisamente en establecer un protocolo común, para que todos los contendientes participen bajo las mismas reglas del juego. Esa es una de las razones por las cuales debería aportarnos mayor confianza el análisis de un espectador externo, en este caso una revista, en tanto no es juez y parte, y su objetivo pasa precisamente por conseguir que los resultados que arrojan sus pruebas sean justos, y honestos.
Por consenso general, para considerar que una vuelta rápida es válida, como mínimo ha de emplearse un coche estrictamente de serie, tal y como llegará a los concesionarios.