Rob Willis es un británico de 27 años entusiasta del automóvil que quiere hacer su sueño realidad. Y finalmente consigue hacerse con un flamante BMW M3 en color azul Yas Marina (muy parecido al que nosotros probamos) por un razonable precio de 50.000 libras (unos 69.000 euros). Pero lo que Rob no sabía es que su coche había sido anteriormente exprimido por Top Gear.
Tras unos días con el coche, comienzan a escucharse “ruidos raros”. También un sonido mecánico rodando por autovía. Habiendo observado estos problemas tanto en los frenos como en la dirección, el cliente decide llevarlo de vuelta al concesionario para que soluciones el problema. Allí deciden contactar con la sede en Alemania, ya que nunca habían trabajado con frenos carbonocerámicos como los del M3.
A Rob le dejaron un BMW 330d xDrive como vehículo de sustitución y volvió a casa esperando a que se solucionaran los fallos de su nuevo BMW M3. Sin embargo, un día viendo el popular programa de coches, Top Gear, se da cuenta de que el vehículo que acaba de adquirir es el mismo que Jeremy Clarkson probaba a fondo en circuito, dejando largas estelas de humo mientras entraba de lado en cada curva.
Inmediatamente se dirigió a dicho concesionario a pedir una explicación al comercial, ya que le habían dicho que el vehículo había sido utilizado por uno de los gerentes. El ‘mosqueo’ de Willis era muy entendible, ya que a parte de mentirle se había puesto en peligro su vida y la de sus familiares. El concesionario le cedió varios coches de sustitución, al 330d xDrive se sumaron un BMW 320d y un MINI; y finalmente se hicieron cargo de todos los arreglos poniendo fin a este desafortunado capítulo.
No se trata de la primera vez que los chicos de Top Gear ‘estrujan’ un vehículo y luego es vendido