Nos temimos los peor. Aquel 29 de diciembre de 2013 el mundo dejó de girar durante unos minutos. Michael Schumacher, el piloto de Formula 1 más laureado de todos los tiempos, el “Káiser”, sufría un fuerte accidente de esquí que por poco, se llevaba la vida del siete veces campeón del mundo. Había rodado en los mejores circuitos, luchado contra los mejores pilotos, y conseguido las mejores hazañas que se recuerdan en este deporte, y era fuera de las pistas en donde corría la carrera más importante de su vida. Curiosa la vida, ¿verdad?
En Actualidad Motor hemos querido rendir un homenaje a esta leyenda de la Fórmula 1, a nuestro “Schumi”, un hombre que nunca se ha rendido y que hoy día, sigue demostrando que no es de este mundo, que está hecho de otra pasta mientras lucha por recuperarse de las duras secuelas que le dejó ese fatídico accidente en los Alpes franceses. Haremos un repaso a su historia, a sus inicios, a su carrera, y en resumen, a la vida de un nombre propio en el mundo de las cuatro ruedas. Michael Schumacher, un auténtico luchador nato.
Sus primeros pasos
El tres de enero de 1969 nacía en Hürth-Hermülheim, Alemania Occidental, un niño que traía un volante bajo el brazo. Con tan solo cuatro años se subía a un kart que su padre, mecánico de profesión, le había construido sobre la base de un kart de pedales. El mito se iba haciendo mayor, y los trofeos iban llegando. Con 15 años quedaba subcampeón del mundo en la misma especialidad, premio al que le acompañaban, tres años más tarde, el de campeón alemán y europeo.
Y los triunfos no paraban de llegar. En 1988 conquistaba el campeonato de la Fórmula Koning alemana y poco después, ya en la Fórmula Ford 1600, lograba una sexta plaza en el Campeonato del Mundo