El Volvo S90 2016 que conocimos ayer supone un gran paso adelante para Volvo. Después del XC90, este es su segundo producto con el que la marca afronta una nueva y próspera etapa. El Volvo S90 2016 comparte muchos elementos con el Volvo XC90, como la plataforma, los motores Drive-E de 2.0 litros y cuatro cilindros o la tecnología. Pero Volvo ha aprovechado el lanzamiento de su nueva berlina para presentar una mejora en su motor diésel más potente.
El nuevo Volvo S90 se ofrece con dos motores diésel, ambos de 2.0 litros y cuatro cilindros. El D4 entrega 190 caballos de potencia, mientras que el D5 eleva la cifra hasta los 235 CV, 10 más de los que ofrece el Volvo XC90 D5. El principal secreto se llama PowerPulse, un sistema que mejora la respuesta del motor actuando sobre el turbo. Conozcámoslo en profundidad.
Acumulador de aire del sistema PowerPulse estrenado por el S90
De siempre el principal problema de los motores turbo ha estado en su respuesta. Mientras que en un motor atmosférico es fácil conseguir una entrega de potencia instantánea y lineal, en los motores turbo es más complejo y requiere recurrir a diversas tecnologías, como los turbos de geometría variable, entre otras. PowerPulse es una nueva tecnología desarrollada por Volvo que contribuye a ese fin, al de ofrecer una respuesta más instantánea, reduciendo el lag o retraso del turbo.
Parte del aire de la admisión es redirigido por un pequeño compresor a un tanque de aire de dos litros de capacidad. Cuando el conductor demanda mucha potencia en las salidas o cuando circula a baja carga, ese aire es liberado por una electroválvula en el colector de escape, haciendo que la turbina del turbo comience a moverse, obteniendo así una respuesta instantánea.
El sistema PowerPulse se encarga de que el tanque