“¿Cayman? ¿En serio esto es un Porsche Cayman? Que no me engañen, no pone Cayman en ningún punto de la carrocería ni en el interior”, pienso en mi cabeza nada más bajarme de él tras una ruta de infarto de más de 380 kilómetros. Algo en mi cerebro está haciendo cortocircuito. El Porsche Cayman GT4 ha conseguido sacarme de mis casillas. Cuando ya creía que el Porsche 911 GT3 que había probado el pasado verano era el deportivo definitivo de entre todos los que he conducido este año, ahora ha llegado este GT4 para plantearme un dilema de difícil solución. ¿Cuál es ahora el deportivo del año? ¿GT3 o GT4? Os aseguro que contestar a esta pregunta no es una tarea sencilla. El Porsche Cayman GT4 no es un coche cualquiera, es una genialidad que va a marcar un antes y un después dentro de la propia familia de deportivos de Stuttgart. Va a haber problemas familiares, seguro. En 2006 se lanzó al mercado el primer Porsche Cayman, casi en paralelo al nacimiento de Motorpasión. En Porsche nadie se atrevía a crear esa versión soñada del Cayman por miedo al daño que le podría hacer al intocable 911. Intocable hasta ahora.Desde entonces muchos pensaban que aquel pequeño deportivo podría ser el arma definitiva si algún día se atreviesen a lanzar una versión realmente deportiva, vitaminada, con garra. Desde la primera vez que conduje un Cayman tenía la sensación de que ese coche tenía potencial para dar mucho más de sí, de albergar más potencia y de ofrecer un comportamiento más deportivo y emocional. Pero tal vez nadie se atrevía a crear esa versión soñada por miedo al daño que le podría hacer al intocable 911, como ya apuntaron con el
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Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.
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