Skoda ya tiene en los concesionarios la tercera generación del Superb, que ofrece una carrocería de mayores dimensiones, un interior más amplio, un equipamiento más avanzado, una plataforma completamente nueva y una gama de motores que gana en eficiencia. Nosotros probamos la versión Diésel de 120 CV, que es una gran opción si buscas un precio más ajustado, un motor más que solvente y con un gasto de carburante realmente bajo.
El nuevo Superb sigue siendo una berlina de gran tamaño, aún así, la marca checa ha incrementado en 80 mm la distancia entre ejes. Este aumento de tamaño ha permitido que el habitáculo cuente con mayor amplitud en algunas cotas. El conductor y el acompañante tienen 39 mm más de anchura para los codos y más espacio para la cabeza. Detrás, el espacio es espléndido. El espacio para las piernas de 157 mm casi dobla al de su principal competidor, mientras que el espacio superior de 980 mm supera a cualquier otro modelo del segmento. La anchura para los codos en las plazas traseras se ha incrementado en 69 mm. Por otra parte, la capacidad del maletero es todo un récord en el segmento: 625 litros, 30 más que la segunda generación del Superb.
Un interior para viajar en primera clase
Los asientos de las plazas delanteras son muy confortables y envolventes. Además, ofrecen el grado de dureza justo para que no sintamos incomodidad o cansancio por muchos kilómetros que hagamos. Los de las plazas traseras no son tan ergonómicos y, además, al igual que la anterior generación, la banqueta sigue siendo corta -se echa de menos que, ésta, tenga regulación en longitud-.
El interior del nuevo Superb incorpora un buen número de soluciones prácticas. Destacan la siguientes: un dispositivo de remolque retráctil manual, un soporte para la tablet en la parte trasera,