Todo el mundo asume que un coche necesita de un cierto periodo de rodaje, de evitar ciertos excesos en los primeros cientos, o incluso miles de kilómetros. Aunque incluso muchos ya dudan de la necesidad de esta práctica tan saludable para nuestro motor. Pero cada vez más conductores se olvidan de que el gran problema, y el hábito que más daño puede generar a nuestro motor, y hacer que muera prematuramente, está en extender esa práctica al funcionamiento en frío del motor. Para que nuestro coche dure muchos años, y cientos de miles de kilómetros, es imprescindible ser muy cautos con las temperaturas de servicio. ¿De verdad es tan importante para evitar averías, si mi coche ni tan siquiera goza de un termómetro con la temperatura del motor? ¿Cómo controlo la temperatura si no tengo termómetro?
Aunque nuestro coche no lleve termómetro de temperatura del aceite, sigue siendo muy importante respetar la temperatura de servicio antes de revolucionar el motor.
1. ¿Por qué resulta tan importante no revolucionar en exceso el motor en frío?
Los materiales se contraen y se dilatan con la temperatura, y acusan en demasía los cambios drásticos de temperatura. Esa es la razón por la cual un bol de cristal o cerámica que ha estado hirviendo agua en el microondas puede fracturarse si inmediatamente lo introducimos en un torrente de agua fría bajo el grifo. Debemos intentar, en la medida de lo posible, que los componentes de nuestro motor alcancen temperatura progresivamente.
Pero aún existe una razón más importante para no revolucionar en exceso el motor en frío. La buena lubricación del motor es imprescindible para que los componentes minimicen su desgaste, y funcionen adecuadamente. Esa lubricación depende directamente de la viscosidad del aceite utilizado, y esa viscosidad varía en función de la temperatura. Un motor que trabaja a